Me gustaría escribir un poco sobre mi experiencia con la terapia online. Casi todos nosotros con motivo de la situación actual que vivimos debido al Covid nos hemos visto obligados a reinventar nuestro día a día. Hemos creado nuevas formas de ir a trabajar, de ir al médico, a la compra, de hacer deporte, de convivir en casa, de socializar con amigos y relacionarnos. Ha sido un reto constante para todos nosotros.
En mi caso, el cambio al que tuve que adaptarme fue a empezar con la terapia online con los pacientes. La terapia EMDR tiene como ingrediente esencial, la estimulación bilateral (EBL), y me surgieron muchas dudas sobre si sería capaz de llegar o no, a las personas con las que estaba trabajando desde la pantalla del ordenador.
Echando la vista atrás, me considero afortunada pues una compañera me explicó rápidamente cómo funcionaban plataformas como “Zoom” o “Skype”, pude darme de alta en seguida y empezar a organizar mis citas. Además, la asociación española y los grupos europeos de EMDR compartieron con nosotros sus formas de trabajo, sus consejos para las sesiones online y distintas webs o aplicaciones con las que podíamos realizar la EBL. Todo ello me ayudó a superar mi miedo inicial. Mi temor era que se perdiese o no terminase de consolidarse el trabajo que llevábamos avanzado en las sesiones.
Por otro lado, tenía la incertidumbre de si iba a ser capaz de mantener una buena relación terapéutica y de si seríamos capaces de hacer una estimulación bilateral eficaz, ya que ahora iba a ser aplicada por ellos mismos mediante mis indicaciones. Lo cierto es que esta preocupación pasó rápidamente a segundo plano, la estimulación auto administrada por medio del abrazo de la mariposa no fue difícil de explicar y todos la llevaban a cabo perfectamente. En algunos casos utilizamos un programa compartiendo la pantalla de mi ordenador, pero francamente, me gustó menos. Personalmente creo que la cercanía del terapeuta es esencial en una buena terapia y que el tapping mediante las propias manos del paciente era mucho más amable que las bolitas que se movían en la pantalla. Poco a poco me fui dando cuenta que las sesiones no diferían apenas de las presenciales, sentí que conectábamos y continuábamos con el trabajo de las sesiones anteriores con normalidad.
Como terapeuta, la mayor dificultad que me he encontrado es poder seguir bien la comunicación no verbal. Cuando estás con un paciente vas tomando nota de lo que te dice, pero sobre todo de lo que dice con su cuerpo, del leguaje no verbal, esto si que resultó una mayor dificultad. Es bastante exigente, porque debes de estar muy pendiente de la pantalla de intentar no perderte ningún gesto significativo. En algunas ocasiones, el pixelado de la imagen o entrecortarse el sonido, debido a la mala conexión de red, dificultaban la tarea. Este hecho se resumía en un poquito más de fatiga mental al finalizar el día.
Otro de los factores a los que debíamos de hacer frente eran las posibles distracciones, algún niño que se colaba por la sesión, conversaciones en las habitaciones contiguas, algún perrito que gruñía, pero poco a poco, todos iban creando su espacio tranquilo para las sesiones.
En el momento actual, estamos ya casi todos de nuevo en presencial, salvo algunos que han preferido continuar con esta modalidad debido a las distancias, el tiempo o la comodidad. Pero ya estamos preparados para el mundo online en caso de que nos llegue de nuevo esta fuerte amenaza.
Para finalizar me gustaría compartir con vosotros como vivieron la experiencia alguno de los pacientes.
Me gusta llamarlos pacientes, pues siempre les pido que tengan mucha paciencia conmigo, con la terapia y, sobre todo, con ellos mismos.
BS: Mi experiencia con la terapia online ha sido muy positiva, la cercanía con Patricia ha sido la misma y la terapia creo que ha funcionado muy bien. Estoy muy tranquila si volvemos a tener que usarla.
RS: La situación que estábamos viviendo era tan preocupante y desconocida, que hacía que por un lado la terapia a través de una pantalla me supusiera más esfuerzo, pero por otro lado, solo era una cosa más a la que adaptarse en esta nueva situación.
Personalmente prefiero la cercanía de mi terapeuta y poder sentir el apoyo en cercanía, pero la terapia online no supuso un freno para mi proceso y fue toda una liberación poder desahogar y llorar las tensiones que estábamos viviendo, a la vez que trabajar todas esas conexiones erróneas que dificultaban tener una vida y un estado psicológico y emocional adaptado y funcional. En definitiva, me siento satisfecha del apoyo que supuso para mí, y del trabajo que avanzamos en esos días Patricia y yo.
ST: Uno de mis mayores problemas era encontrar el espacio tranquilo en mi casa, Patricia me sugirió el uso de unos auriculares y ello me permitió tener la intimidad que necesitaba. Una vez probamos el movimiento de los ojos con la pantalla, pero no me resultó fácil hacerlo, así que, seguimos utilizando el abrazo de la mariposa. Ahora hemos vuelto a las sesiones presenciales, pero sigo utilizando el abrazo cuando lo necesito.
Cuando empezó el confinamiento, la idea de hacer terapia online, a través de una pantalla y sin poder usar las técnicas de siempre… me parecía muy frío. Ahora, después de hacer terapia online durante 7 meses le he cogido el truco, y muy rápido!
Nos hemos adaptado perfectamente, y de esto se aprende : ahora que me he ido a vivir a Paris, puedo seguir con la terapia, algo que no habría contemplado unos meses antes !
Mi evolución no se ha frenado, las terapias siguen teniendo el mismo efecto, y yo puedo estar en París, en Japón o en Laponia (aunque ahora igual mejor no irse tan lejos) que seguiré escogiendo a Patricia como terapeuta, porque presencial u online, me ayuda muchísimo !
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Muchas gracias SJV, sabes que tus palabras son muy amables. Trabajas fenomenal!
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