A muchas personas les gusta disfrazarse y en momentos como Halloween, carnaval o celebraciones especiales ponerse un disfraz puede ser una buena idea para pasarlo bien. A nuestras emociones también les encanta disfrazarse y parecer lo que no son, Algunas emociones se disfrazan muy bien y nos cuesta descubrir quién hay realmente detrás del disfraz.
¿Sabes cuál es el disfraz preferido que escogen las emociones? Seguro que lo has pensado, la ira y sus diferentes variantes enfado, rabia, furia, mosqueo…Así que, muchas de las emociones, sobre todo aquellas a las que más les cuesta salir, eligen este disfraz para mostrarse y dejarse ver. Veamos un poco sobre ellas.


La tristeza: muchas veces cuando estamos tristes necesitamos nuestro espacio para estar solos y tener un momento de tranquilidad para reponernos. En algunos de esas ocasiones la tristeza se disfraza de enfado con el objetivo de no dejar ver que estamos tristes y alejar a la gente buscando de ese momentito de soledad que necesitamos.
El miedo: ¿a cuántos no os ha ocurrido que alguien os propone un plan que no te gusta nada y te enfadas con esa persona? A veces tenemos miedo, pero no podemos dejarlo ver, quizá eso nos va a hacer parecer frágiles, débiles o vulnerables ante la mirada de los demás, en ese momento un poco de enfado nos viene fenomenal para apartar de nosotros esa idea o plan que tan poco nos agrada.
El dolor: observa si en ocasiones estás de mal humor y resulta que te está doliendo algo, la cabeza, la espalda… o estás preocupado pero no lo muestras, tan solo aparece la ira como comodín para no dejar ver lo que de verdad estás sintiendo. Lo mismo nos ocurre cuando estamos hambrientos, sedientos o muy cansados nos mostramos irritados o incluso enfadados.
Otras emociones a las cuales les encanta disfrazarse de ira son la impotencia que está muy cerquita de la frustración, la impaciencia, la decepción. Cuando no logramos lo que deseamos, o no conseguimos transmitir lo que necesitamos o bien nos sentimos culpables, podemos mostrar nuestro mejor enfado enmascarando la verdadera emoción que hay detrás. Es un intento de regular lo que realmente estamos sintiendo.
Observa si debajo de tu malestar hay otra emoción que se está ocultando. Me enfado cuando estoy triste, me enfado cuando me frustro por no poder expresar mis ideas, me enfado porque las cosas tardan demasiado, me enfado porque no quiero intentar algo que me asusta. La ira aparece para ayudarnos como el comodín en momentos difíciles, pero en realidad no ayuda a resolver la situación, sino que puede hacerla más complicada.

No dejes que tus emociones se disfracen de ira, permite que se muestren y se expresen. Mostrar lo que sentimos de verdad nos llevará a una relación sana con nosotros mismos y con los demás.
Deja una respuesta