El miedo a volar, es una fobia que podemos observar con frecuencia en la población. El ser humano nació para caminar y volar no es su medio de locomoción natural. Este miedo es determinante para muchas personas que deben de hacer del vuelo su medio de transporte habitual. También lo es para aquellas que no pueden programar un viaje de placer que conlleve coger un vuelo debido a su incapacidad para subirse a un avión.
Dentro del abordaje EMDR es considerado como una fobia específica, por lo tanto, en el tratamiento con esta terapia nos vamos a centrar en el desencadenante y primeras experiencias relacionadas con la fobia.
Su origen puede ser vivir una experiencia difícil a bordo de un avión o bien ser testigos de que otra persona la viva. Turbulencias en medio de un vuelo, las largas esperas antes de un despegue o aterrizaje, cualquier pequeña incertidumbre que se viva a bordo de un avión puede llevar a que una persona sienta un ataque de ansiedad o de pánico. Esta situación genera un desequilibrio a nivel orgánico y neuronal, lo cual provoca que el evento quede ligado a una respuesta disfuncional de nuestro cerebro.
Ante una situación, que vivimos como peligrosa, el organismo genera una serie de respuestas automáticas. La subida de los niveles de cortisol para huir del peligro, alteraciones en la respiración, sensación de falta de aire, vértigos, mareos, temblores, etc. Al mismo tiempo, se crean una serie de creencias negativas en relación al suceso, “voy a morir”, “soy miedoso”, “soy vulnerable”, “no puedo controlarme”, “estoy en peligro”, serían un ejemplo de ellas.
Con EMDR vamos a reprocesar esa primera experiencia difícil que quedó almacenada, con el objetivo de que quede asociada a redes neuronales adaptativas. Para lo cual se seguirá, en principio, un protocolo básico en el cual localizaremos bien la peor imagen del recuerdo, la creencia negativa que hay debajo, las sensaciones y emociones que la acompañan. Después, una vez reprocesados todas las experiencias negativas relacionadas con el miedo a volar, se llevará a cabo la instalación de una plantilla de futuro, que es algo similar a exponerse en imaginación a la situación viviéndola libre de amenaza.
A continuación os dejo el testimonio de un paciente al cual pude ayudar con este miedo y EMDR.
“Trabajando otras situaciones, se dio el caso que por un viaje de placer tenía que coger el avión y le comenté a Patricia el miedo que me daba todo lo relacionado con dicha situación. En primer lugar, estaba el despegue, éste se me hacía eterno, me agarraba a los reposabrazos del asiento con toda mi fuerza, dejaba de hablar con mi familia, me provocaba incluso dolores de espalda. Una vez en el aire, sólo pensaba en la cantidad de veces a lo largo del viaje que podíamos llegar a matarnos y por último, aterrizar era semejante a despegar. Un sufrimiento total. Con estos antecedentes, comenzamos a trabajar según el plan de trabajo EMDR, y en apenas unas sesiones logré lo que parecía que no lograría nunca. Ahora vuelo normalmente, pocas veces y por placer, pero vuelo tranquilo y relajado.”

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